Trump reprime brutalmente a manifestantes pacíficos para hacerse una foto con una Biblia en iglesia

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Agencias
La Policía estadounidense reprimió con cruelda y máxima violencia una protesta pacífica en Washington, tan solo para que Donald Trump pudiera hacerse una foto frente a una iglesia. Más de 30 personas resultaron heridas de gravedad y unas 70 presentaron contusiones y heridas leves, según reportes.

“Estoy indignada. Soy la obispo de la Diócesis Episcopal de Washington y no me hicieron ni una llamada de cortesía para avisarme que iba a lanzar gases para que ellos usaran una de nuestras iglesias”, lamentó la reverenda Mariann Budde, responsable del templo.

La imagen es interpretada por los analistas como un gesto a los evangélicos estadounidenses, un electorado fundamental para su reelección en noviembre, y que se había apartado del líder republicano por su gestión del coronavirus.

Poco después de pronunciar un discurso bastante incendiario, en el que amenazó con enviar al Ejército para detener las multitudinarias marchas por el asesinato de George Floyd, el presidente de EE.UU. acudió el lunes a la iglesia de Saint John, centro de culto que sufrió daños de diversa consideración al incendiarse su sótano durante las protestas del domingo.

Para acercarse a la iglesia en cuestión, donde se limitó a posar ante la entrada con una Biblia, Trump tuvo que cruzar a pie el Parque Lafayette, localizado cerca de la Casa Blanca y escenario de una protesta pacífica por la muerte de Floyd.

Con el objetivo de que el mandatario norteamericano pudiera tomar la mencionada instantánea, los manifestantes presentes en la zona fueron dispersados violentamente por las fuerzas del orden público, que recurrieron al empleo de gases lacrimógenos y balas de goma para tal fin; una actuación que ha suscitado gran indignación entre el pueblo estadounidense.

Antes de posar frente al centro de culto, Trump había comparecido ante la prensa en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, donde amenazó a su pueblo con el despliegue de “miles y miles de soldados fuertemente armados” para reprimir a los manifestantes en Washington D.C. (capital estadounidense).

“Estoy movilizando todos los recursos federales, civiles y militares disponibles para detener los disturbios y los saqueos, para poner fin a la destrucción y los incendios provocados y para proteger los derechos de los estadounidenses que respetan la ley", dijo el magnate neoyorquino en su disertación, en la que también anunció un toque de queda en el Distrito de Columbia, donde se halla circunscrita Washington.

Pese a las amenazas de Trump y los toques de queda declarados en las principales ciudades estadounidenses, el país norteamericano volvió a atestiguar la noche del lunes masivas protestas y disturbios.

Floyd, un afroamericano de 42 años, murió el lunes de la semana pasada a manos un policía blanco en la ciudad de Mineápolis, en el estado de Minesota (norte). La víctima colapsó después de estar al menos 10 minutos bocabajo, contra el suelo, mientras un agente policial lo inmovilizaba presionando con una de sus rodillas su cuello, de acuerdo con el audio de un vídeo de varios minutos filmado por un transeúnte.

El asesinato de Floyd ha generado amplias protestas a lo largo y ancho de EE.UU., e incluso allende sus fronteras, en contra del racismo, la xenofobia y los abusos policiales contra las minorías raciales.

La Policía estadounidense ha reprimido brutalmente estas protestas y ha detenido a miles de descontentos. Además, Trump ha agudizado la situación al tachar de “matones” a los manifestantes y amenazar con ordenar que disparen a los indignados si no cesan las marchas, entre otras declaraciones.

La violencia de la Policía de EE.UU. ha airado también a diferentes países y diversas organizaciones defensoras de los derechos civiles, que aseguran que la comunidad afroamericana es blanco de una grave e incesante ola de abusos.

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