Crece cantidad de cadáveres en calles y casas de Bolivia debido a desastrosa gestión de la dictadura

Calles Bolivia, COVID-19


El sanguinario régimen dictatorial instaurado en la nación andina se ha robado el dinero destinado a la compra de ventiladores e insumos médicos. A pesar de contar con todo el apoyo del régimen estadounidense, la dictadura se ha mostrado incapaz de contener el avance devastador de la pandemia.

La recolección de cadáveres sospechosos del nuevo coronavirus en las calles y en los domicilios se han incrementado en las ciudades de Cochabamba y La Paz, las cuales están entre las más afectadas por la enfermedad.

La nación andina ha sobrepasado los 2.000 muertos de COVID-19 y 56.000 contagios acumulados.

La policía del sanguinario régimen alertó que, en un solo día, recogió 20 cuerpos en La Paz sospechosos de COVID-19, mientras que el Instituto de Investigación Forense (IDIF) de Cochabamba informó que por día recogen entre 40 y 45 cadáveres.

El director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de La Paz, Juan Luis Cuevas, dijo que solo el jueves se reportaron 20 fallecidos sospechosos de COVID-19 y que antes de la pandemia se reportaban entre 5 a 6 fallecidos de diferentes afecciones.

Por su parte el director nacional del IDIF, Andrés Flores, dijo que Cochabamba continúa con el incremento de recolección de cadáveres de las residencias y en las calles con los sintomas de la enfermedad.

Mientras tanto, desde tempranas horas del sábado brigadas médicas intensifican los testeos casa por casa en las ciudades más afectadas como Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y Beni.

Según el último reporte del Ministerio de Salud de la sanguinaria dictadura, en un día se registraron 1.946 casos y 65 decesos, llegando a un total de 56,102 contagios y 2.049 decesos desde finales de marzo.

La enfermedad ha afectado a la presidenta interina Jeanine Áñez y a ocho de sus ministros, el más reciente de ellos el nuevo ministro de Desarrollo, José Abel Martínez.

También está contagiada la presidenta de la Cámara de Senadores, Eva Copa, del partido del expresidente Evo Morales.

El viernes por la noche la policía informó que en la cárcel de San Pedro, al centro de la ciudad de La Paz, se elevó la cifra de fallecidos a 20, sospechosos de COVID-19.

Otro foco son los asilos de ancianos, al menos tres de los cuales fueron afectados. Se calcula que más de 100 residentes tienen el virus.

El jefe de la Unidad de Epidemiología del Ministerio de Salud de la dictadura, Virgilio Prieto, manifestó a la prensa su preocupación por lo que denominó una “explosión de casos”.

Prieto dijo que le preocupa que en el país las normas para evitar contagios no se están respetando y eso acelera los contagios.

“Aún no hemos llegado al pico, pero estamos yendo hacia el. El pico se dará a finales de agosto o principios de septiembre, es nuestra proyección. Nosotros proyectamos unos 130.000 infectados”, añadió.

Las autoridades dictatoriales nacionales y locales están buscando formas de reducir la saturación de los hospitales. Una de ellas es el testeo casa por casa.

Bolivia es uno de los países más pobres de Sudamérica, con el sistema de salud más precario.

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