Técnicos e investigadores venezolanos trabajando en la Central Hidroeléctrica Fabricio Ojeda “La Vueltosa”. |
Eder Peña
El asedio económico contra Venezuela ha impedido la “normalidad” de sus actividades cotidianas y servicios públicos como la electricidad, el combustible o la salud, constituidos en derechos de la ciudadanía por la Constitución.
Pero ahora son continuamente limitados debido a los obstáculos impuestos por la administración de Donald Trump para que empresas extranjeras no puedan comerciar insumos y equipamiento médico libremente con el gobierno venezolano que busca garantizarlos.
Una “nueva normalidad” se está imponiendo desde distintos espacios de trabajo: se trata de grupos de trabajadores e innovadores que enfrentan las dificultades técnicas en “cayapas”, como se llama tradicionalmente al esfuerzo colectivo para una tarea concreta desde distintos ángulos del conocimiento.
La meta es resolver “nudos críticos” o puntos del proceso productivo que obstaculizan otros procesos “aguas abajo”. A continuación algunas experiencias.
Tecnólogos e investigadores sustituyen importaciones para la salud
Durante 2019 fueron más de 500 los equipos médicos reparados en el marco del Plan Cayapa Heroica, programa creado por el presidente Nicolás Maduro con el fin de repotenciar equipos que sirven para atender a la población venezolana en los centros hospitalarios del país y sustituir importaciones.
Personal obrero y tecnológico ha recorrido buena parte del país abordando cientos de incubadoras y otros equipos médicos fuera de servicio para recuperarlos. De no ser por esta “cayapa” estos equipos permanecerían como desechos, pues las empresas extranjeras que los vendieron al país no pueden ofrecer las piezas de repuesto producto del bloqueo.
En junio pasado fueron presentados varios prototipos de respiradores mecánicos digitales por el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología (MinCyT), la Corporación Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim) y una empresa privada nacional.
Uno de los prototipos, desarrollado por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), adscrito al MinCyT, y la empresa privada, consiste en un mecanismo mecánico que comprime el AMBU (Airway Mask Bag Unit) mediante un motor de parabrisas de vehículos, con controles analógicos de los parámetros de interés para el personal médico de atención de pacientes.
Mientras que otra propuesta de equipo utiliza el mecanismo de compresión del AMBU mediante un motor de paso y un software de control de los parámetros esenciales, se diseñó uno que posee una electroválvula, sensores de control y una pantalla gráfica donde el personal médico tratante puede adecuar el aparato a los requerimientos específicos de cada paciente.
Todos permiten atender a pacientes con dificultades respiratorias de manera no invasiva.
CRP: Recuperando el corazón de la producción de combustibles
Trabajadores del Centro de Refinación Paraguaná (CRP), en el estado Falcón, organizados en Consejos Productivos de Trabajadores (CPT) y la Universidad Bolivariana de Trabajadores “Jesús Rivero” (UBTJR), organizaron un equipo multidisciplinario con ingenieros, mecánicos, sistematizadores y operadores tanto de Petróleos de Venezuela, S.A.(PDVSA) de Oriente y Occidente como de otras entidades de trabajo para la reparación de compresores K-1001 ubicados en la Unidad de Hidroprocesos de la Refinería Cardón.
Estos compresores suplen hidrógeno fresco y con alta presión a unidades que participan en procesos como la extracción de azufre, alkilación y reformado de mezclas en la producción de lubricantes, gasoil y gasolina. Son considerados el corazón de las unidades de conversión media donde se produce la mayor cantidad de componentes para mezclas de gasolinas y donde se revalorizan las corrientes de destilados para producir diésel y otros componentes de mayor valor agregado.
Distintas modificaciones como la implementación de orificios de restricción, variaciones en sus capacidades y de válvulas garantizarían un aumento en la producción de hasta 80 mil barriles de gasolina.
Los trabajadores manifiestan que la experiencia de los K-1001 es la historia de muchas máquinas y equipos que fueron diseñados para depender de tecnología extranjera.
Equipos de estudio, investigación y trabajo de la UBTJR han abordado 20 de los 49 subprocesos que existen en las refinerías de Amuay y Cardón para abordar sus nudos críticos y reducir la dependencia tecnológica.
La meta radica en la conformación de un Sistema Nacional de Hidrocarburos basado en la independencia nacional y la participación protagónica obrera en la apropiación social del conocimiento.
Apuntalando la generación de electricidad en la región andina
En mayo pasado, varios técnicos y autoridades de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), asesorados por una empresa privada nacional, iniciaron los trabajos de recuperación de la planta termoeléctrica “Don Luis Zambrano”, ubicada en El Vigía, municipio Alberto Adriani del estado Mérida.
Se trata de la reactivación en su fase II, que generaría 130 megavatios y ayudaría a estabilizar el servicio en la región.
Los trabajos en la unidad II, que suministra gases calientes a un recuperador de calor que permite generar vapor, permitirían incorporar la unidad III del sistema y generar 60 megavatios más e incorporar un total de 190 megavatios al Sistema Eléctrico Nacional.
En junio pasado, un grupo de técnicos e investigadores venezolanos de instituciones científicas y la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) reactivaron la generación y transmisión de electricidad desde la Central Hidroeléctrica Fabricio Ojeda “La Vueltosa” al reparar la tarjeta electrónica del sistema de control de su unidad 3 y los software que controlan los equipos en planta.
Con este logro el estado venezolano se ahorró más de 2 millones de euros y el fronterizo estado Táchira obtendría energía sin depender de la Central Hidroeléctrica “Simón Bolívar” en Guri, que está a mil kilómetros, y más de un millón de pobladores podrían ver disminuir las fallas del servicio.
¿Un cambio cultural nos aleja de la dependencia?
Son múltiples las experiencias desarrolladas y por desarrollarse en medio del bloqueo y la pandemia, permiten conocer la capacidad nacional de generar y desarrollar técnica, ciencia y tecnología para enfrentar el reto. Siguen surgiendo actividades:
El proyecto “Tren Caracas”, en el marco de la Gran Misión Transporte Venezuela, en el que los técnicos del Metro de Caracas trabajan en el mantenimiento y fabricación de partes y piezas para garantizar el servicio.
- En la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), los CPT y la UBTJR han puesto en operación la Fábrica de Tubos y el Tren de Alambrón, vitales para la construcción de viviendas.
- En el Lago de Maracaibo se desarrolla el Plan de Recuperación de la Producción de Hidrocarburos en cinco teatros de operaciones donde se han organizado nueve equipos de estudio, investigación y trabajo con 150 trabajadores y trabajadoras de los CPTT y la Milicia Nacional Bolivariana.
- La Universidad Militar Bolivariana busca potenciar la industria militar con 16 sectores industriales altamente tecnificados para satisfacer las demandas logísticas propias del sector con niveles de producción de bienes de consumo y de servicios que apuntan a la eficiencia y calidad basados en la investigación y desarrollo.
Un cambio cultural se asoma en la “nueva normalidad” venezolana: apunta a la innovación en medio de la guerra multidimensional y multiforme que se intensificó con la primera orden ejecutiva de la administración de Barack Obama en 2015.
Ante la intención de que la población desista y “tire la toalla”, los sectores populares organizados y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desarrollan métodos de estudio y abordaje con el fin de promover iniciativas efectivas e insertarse en una nueva infraestructura financiera, geopolítica y militar.
Es una ruta que busca superar la extorsión imperial, la noción de país-mina y el consumismo inmediatista.
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